A fines de 1944 un grupo de integrantes del Taller Torres García (TTG) da comienzo a la publicación de la revista Removedor, que se prolongará en 28 números hasta 1953. El redactor de la revista era Guido Castillo, un entonces joven escritor que se acercó al Taller gracias a su amistad con Augusto Torres. El objetivo manifiesto de la publicación era defender y difundir las ideas y enseñanzas del Maestro, Joaquín Torres García, y desde el comienzo la publicación tuvo un carácter fuertemente combativo. Plenos del entusiasmo y la devoción propios de la juventud, desde Removedor se respondían los ataques que recibía la prédica universalista de Torres García, y también se contraatacaba con virulencia. La pasión y el amor que manifiestan esas páginas resulta un conmovedor testimonio de una manera de intervenir en el ágora pública bastante diferente de la actual.